Monetarias y Financieras
Esta semana el debate sobre el Presupuesto en el Congreso y los mensajes enviados desde el norte auguran una larga negociación por delante con el FMI en un contexto de escasez de reservas (las netas debajo de USD4.300 millones). El rechazo del Proyecto de Presupuesto al Congreso fue un balde de agua fría para el oficialismo y da cuenta de la necesidad de un cambio de la estrategia parlamentaria. Ya los acuerdos no salen “sólo con la billetera” y será necesario un “diálogo” para poder avanzar. Por otro lado, el FMI reconoció que aún falta para poder llegar a un acuerdo, mientras entra en su receso invernal y recién retomaría actividades a mediados de enero.
La presentación del Proyecto de Presupuesto 2022 por parte de Guzmán arrancó con el pie izquierdo y terminó en un rotundo rechazo de la oposición. De entrada, el proyecto se presentaba como anacrónico e inconsistente, al sostener las mismas cifras presentadas en septiembre pasado, por la pobreza en su presentación (numerosas dudas que no lograron ser explicadas en la Comisión como tarifas, subas de haberes jubilatorios) pero fundamentalmente por tratarse de un documento que no coincide con las puntas del Gobierno en el programa que está negociando con el FMI. El intento de “mostrar músculo en la negociación”, terminó convirtiéndose en un boomerang que ahora el gobierno intenta mostrar como una oposición que pone obstáculos.
No obstante, el proyecto mostraba algunas novedades como una reducción del déficit proyectado en 2021 (3,5% del PIB) y cambios en la forma de financiamiento: menor aporte de organismos internacionales (reconocieron el error) y mayor del mercado local. Sin utilidades, los adelantos transitorios financiaban un tercio del déficit financiero.
Aún cuando hasta octubre el déficit primario acumulaba 1,7% del PIB, el 3,5% del PIB para el año no luce alto. Las cifras de noviembre vinieron con cosmética fiscal (0,9% del PIB); aprovechando los recursos excedentes se realizaron transferencias a empresas públicas y fondos fiduciarios apuntando a prefinanciar el próximo año y darse margen para achicar el desequilibrio fiscal.
A nivel local, el “efecto aguinaldo” sigue contribuyendo a una mayor oferta de divisas (+35% de oferta agrícola) y una mayor tranquilidad en lo que hace a la cotización del dólar. Así, el BCRA ha logrado estabilizar la oferta y demanda de divisas en la semana, revirtiendo la caída de las semanas pasadas, y la venta a privados en el mes es de USD384 millones, reduciéndose fuertemente con respecto a los valores del mes pasado.
Por su parte, los tipos de cambio financieros siguieron retrocediendo en la semana, con caídas entre 3% y 5% respecto a los valores de una semana atrás. Solamente se registró una suba de 1,3% en la semana en el tipo de cambio informal, que ya había anticipado su baja en semanas previas. Ello implica que los tipos de cambio financiero exhiben una corrección de 6/7% en el acumulado del mes y se ubican en torno a los $200 por dólar, tras haber estado cerca de los $220 en la primera semana de diciembre.
Precios
La inflación del mes de noviembre fue del 2,5%, perforando por segunda vez en el año el piso del 3%. Alimentos y bebidas se encuentran por debajo de la inflación general aumentando un 2,1%, con cambios en la incidencia de verduras y carnes. Restaurantes y Hoteles e Indumentaria y Calzado fueron las categorías con mayores aumentos.
Mercados/Panorama Internacional
Finally, the taper season got serious. En lo que fue calificado por algunos como un giro hawkish y por otros como un reajuste de una política extremadamente laxa, el Comité de Política Monetaria de la Reserva Federal pasó en tan solo una reunión -noviembre vs diciembre- de caracterizar a la inflación como transitoria a retratarla como el principal enemigo que enfrenta la recuperación económica y en consecuencia duplicar el ritmo del tapering para concluir el proceso un trimestre antes que lo originalmente previsto.
Así la Fed va quemando etapas, la era del Quantitative Easing llegó a su fin para dar paso al tapering y ahora la pregunta es en qué momento llegará efectivamente el tightening, con las subas de tasas, si en la reunión de marzo o en la de mayo. Aunque aún está por verse lo cierto es que las condiciones financieras internacionales se están volviendo cada vez menos laxas y, a pesar del avance del virus y la reimposición de restricciones para contenerlo de cara a las fiestas, el problema que todos los bancos centrales buscan atacar es la inflación antes de que se les escape de las manos. Bueno casi todos, Turquía es una vez más un caso aparte.