¿PLAN DE ESTABILIZACIÓN?
A horas de concluir el “dólar soja” que permitió que el BCRA compre casi USD5.000 millones frente a una liquidación de USD7.600 millones, con una economía que ya atraviesa el tercer mes consecutivo de subas de precios en torno al 7%, 125% anualizado (6,8% nuestro relevamiento de precios minoristas de septiembre), y con paritarias que se aceleran y se empiezan a cerrar con cuotas de 10% mensual (bancarios, UPCN, neumáticos, seguros, etc.), en las últimas semanas la prensa empezó a “filtrar” que el Ministerio de Economía estaría trabajando en un plan de estabilización.
Si bien las notas periodísticas se contradicen entre sí respecto a los contenidos del plan y el para cuando, para que un plan de estabilización funcione se deben corregir los precios relativos en el arranque (entre estos el dólar oficial) y asegurar un cierre del déficit fiscal que corte de lleno el financiamiento monetario al fisco directo (a través de transferencias del BCRA vía AT o utilidades) o indirecto (vía la compra triangulada de títulos públicos). Ambas son condiciones necesarias para comprimir la brecha cambiaria y poder frenar, ex post, la inercia hoy lanzada detrás de una inflación mensual que corre al 7% con el dólar oficial corriendo al 6,2% y la tasa de interés en 6,3%.
Hasta ahora el concepto “plan de estabilización” estaba fuera del vocabulario del Gobierno. Y esto incluía hacer todo lo que haga falta para evitar un salto discreto del tipo de cambio.
En efecto, detrás del ajuste fiscal y monetario, en línea con el programa del FMI de los primeros lineamientos de Massa ministro, aparecían sólo distintas estrategias de segmentación del mercado cambiario como el dólar soja a $200 durante septiembre e intentos de ir cerrando el acceso a importaciones (nuevo esquema SIMI) y/o dólar turista (todavía en veremos) en un intento por frenar la sangría de dólares del BCRA. El canje de deuda en pesos por bonos duales a junio, julio, septiembre de 2023 y la nueva emisión ahora a febrero de 2024, daba cuenta que se estaba dispuesto a hipotecar el balance del Tesoro y del BCRA antes de convalidar un salto discreto del tipo de cambio.
Por ahora, hay más incertidumbres que certezas. El BCRA renovó parte de los contratos de futuros para octubre (hay vendidos más de USD6.000 millones, de los cuales USD4.000 millones vencen en septiembre) avisa que el salto discreto del dólar no sería el primero de octubre. ¿Será el 1 de noviembre, pensando que para entonces el proyecto de presupuesto estaría aprobado, incluyendo el último artículo que repone las atribuciones delegadas al poder ejecutivo para fijar la alícuota de retenciones?
La aprobación del presupuesto y los desembolsos del FMI y del BID se plantean también como condición necesaria para poder pensar en avanzar. Así, los USD2.800 millones de reservas internacionales netas treparían hasta más de los USD7.000 millones. Esto siempre y cuando se le pueda poner un freno a las importaciones que en agosto siguieron en torno a USD7.850 millones.
Por lo pronto, la moneda está en el aire. Lo que sabemos es que el intento de continuar con más de lo mismo mientras la escalada distributiva se acelera frente a un horizonte de gobierno cada vez más corto, y las compras de dólares del BCRA de septiembre no van a estar a partir del próximo lunes achican cada vez más la ventana de oportunidad para pensar en un programa de estabilización que se había abierto a principios de agosto cuando Massa asumió el ministerio.
Internacional
God save the pound. En la semana transcurrida desde que el Gobierno anunciara los mayores recortes impositivos desde 1972 con escasos detalles sobre cómo se financiarán, la libra se desplomó a su nivel más bajo de la historia frente al dólar, el costo de asegurar la deuda pública británica contra el riesgo de impago se disparó al nivel más alto desde 2016, y el Banco de Inglaterra se vio obligado a intervenir comprometiéndose a comprar la cantidad de bonos a largo plazo que fueran necesarios para reestablecer el orden en el mercado frente a la preocupación por los fondos de pensión de la nación.
En terreno americano, el selloff alcanzó a los bonos del Tesoro Americano y la 10 Year tocó 4% por primera vez desde el 2010, mientras que las tasas de interés a 30 años para los créditos hipotecarios subieron un nuevo escalón y se aproximaron al 7%, el nivel más elevado desde julio del 2007.
Volviendo la mirada a Latinoamérica una mirada rápida por los números macro de Brasil en la antesala de las elecciones del próximo 2 de octubre, donde dado el sistema de representación proporcional de Brasil difícilmente veamos una mayoría absoluta de ninguno de los dos partidos dominantes en el próximo Congreso, limitando así el margen de maniobra de quien sea electo presidente y bloqueando así cualquier potencial radicalización de la política.