Monitor Semanal #714

LLEGA LA SEQUÍA, TRAS LOS PRIMEROS 100 DÍAS

Massa llegó al Ministerio de Economía con la imagen de un Super Ministro que ponía orden a una coalición de gobierno que se estaba resquebrajando mientras se disparaba la brecha cambiaria y la inflación. Hoy, cien días después no queda duda de que Massa es un pragmático dispuesto a casi todo para no devaluar, pero “capa” no tiene.

Tras un mes de octubre que fue relativamente benigno, maniatado por las nuevas regulaciones y cepos, en noviembre la demanda de divisas se va desatando, llevándose parte de las reservas que el BCRA logró acumular con el dólar soja. Del lado de los pesos, el Gobierno encaró un nuevo canje de deuda que no tuvo un resultado satisfactorio, dejando en evidencia que las necesidades financieras pueden escalar en lo que resta del año y sólo está el BCRA para cubrirlas.  ¿empieza a deshilacharse el Plan Massa?

En la semana el BCRA perdió más de USD500 millones en el MULC y acumula una caída de las reservas internacionales de casi USD800 millones en el acumulado de noviembre. De manera adicional, el Gobierno ha tenido que realizar pagos al FMI por USD3.140 millones desde octubre pasado, lo que casi ha consumido la totalidad de lo recibido por el propio Fondo y el BID en ese mes. Las reservas internacionales netas del BCRA se sitúan ahora en USD3.552 millones, es decir USD2.500 millones por debajo de los valores de inicios de octubre.

Hacia delante las perspectivas tampoco son alentadoras. Las nuevas proyecciones de la Bolsa de Comercio de Rosario apuntan a una caída de 40% en la cosecha de trigo, reducción en la oferta de dólares que no logra ser compensada con lo que puede conseguir el gobierno de organismos internacionales. En particular, las ventas externas de trigo para el período noviembre/marzo pasarían de USD3.075 millones apenas un mes atrás a tan sólo USD900 millones por el menor saldo exportable y una caída de los precios medios esperados.

Con esto las reservas internacionales tendrían un fuerte subibaja hasta marzo. Si bien en diciembre con el nuevo desembolso del FMI y del BID se elevarían para superar los USD6.054 millones (por debajo de los USD6.575 millones de la meta corregida con el FMI, a la cual se podría llegar con un eventual “dólar soja” que compense a los chacareros por los menores ingresos del trigo), en los dos meses siguientes los pagos de capital e intereses la volverían a poner en jaque y podrían tornarse negativas nuevamente hacia febrero.

La creciente escasez de dólares se complementa con el deterioro del mercado de deuda en pesos, con un BCRA que ya utilizó en las últimas tres semanas más de $200.000 millones para sostenerlo. Como era de esperar, fue mínima la participación de los acreedores privados en el canje, quienes sin premio a cambio no tenían incentivos a entrar. La operación de canje despejó $860.000 millones de vencimientos en los próximos dos meses, de los cuales solo el 16% era con el mercado (-$140.000M), el resto eran con acreedores públicos (-$720.000M). Así, el perfil de vencimientos con el mercado aumenta el riesgo de rollover de los papeles que vencen más cerca de las elecciones.

Esto libera el camino, pero se sostiene la presión por la necesidad de emisión de fin de año, que se suma a la compra de deuda. En los últimos dos meses resta afrontar $850.000 millones por el déficit primario, de los cuales hoy tienen cubiertos alrededor de $330.000 millones por los depósitos del Gobierno en el Banco Central. Sin contar otros depósitos en pesos en la caja, el financiamiento queda en manos del BCRA Central que a través de la compra indirecta (a través del mercado secundario) compensa el corrimiento creciente del sector privado para cubrir los $520.000 millones que necesita para financiar el déficit remanente por sobre los vencimientos de deuda.

Respecto al Programa de Precios Justos, quizás lo más importante va a ser lo que suceda, no con los precios que están en la canasta que se congela (sólo 1.700 productos), sino con el resto de los productos de las 100 empresas de consumo masivo que acordaron que no podrán registrar subas mayores al 4% mensual para los 30.000 productos remanentes. El acuerdo incluye el compromiso del gobierno para que estas empresas accedan al mercado cambiario para insumos intermedios. 

Esta medida podría repercutir en aproximadamente hasta el 20% del IPC, por lo que si se cumple a rajatabla y se sostiene la inercia del resto de los bienes y servicios que componen el IPC, la inflación podría moderarse en 0,6 p.p. por el tiempo que dure la medida. El acuerdo alcanza sólo a alimentos no frescos, bebidas y productos de cuidado personal y limpieza. El impacto podría ser menor dado que no se incluyeron en el acuerdo autoservicios, la creciente oferta de compañías PyMes (en segundas y terceras marcas). 

Nuestro relevamiento de precios en octubre dio 7% (corregimos el dato previo al alza dado que computamos plenamente en el mes el aumento en las tarifas replicando lo que hizo la CABA).

La devaluación del dólar oficial que arrancó el mes en casi 7%, se moderó esta semana y acumula un ritmo de 6,7% en el mes. Creemos que este ritmo se desacelerará aún más en las próximas semanas del mes, teniendo en cuenta que el BCRA no modificaría al alza las tasas de interés por segundo mes consecutivo.

Teniendo en cuenta el carry acumulado desde mediados de julio (casi 45%) y viendo que a este ritmo estamos a sólo dos meses de los mínimos del CCL a precios constantes, es factible que, en un contexto de pérdida de reservas constante y crecientes dificultades del Tesoro para rollar la deuda en pesos, la estabilidad del dólar marginal salga de su letargo. Esto aun cuando estamos entrando al momento del año donde la demanda de pesos estacionalmente aumenta.

Internacional

La inflación en Estados Unidos mostró los primeros signos de desaceleración en octubre (7,7% interanual), situación que provocó euforia en Wall Street con réplicas alrededor del mundo, al tiempo que el mercado recorta su expectativa de suba de tasas de interés de la Reserva Federal para su última reunión del año y reajusta la terminal rate de la tasa Fed Funds a la baja. A este contexto se le suma la modificación más relevante de la estricta política de Covid Cero que rige en China desde que inició la pandemia, lo que impulsa su reconexión con el mundo.

Las acciones tuvieron su mejor performance en dos años y medio, el S&P 500 escaló 5,5%, el Nasdaq, índice que es más sensible a los cambios en la política monetaria dada la participación del segmento tecnológico en el mismo, cerró un 7,4% arriba, siendo la mayor suba desde marzo del 2020 cuando el índice colapsó. En el mercado de Treasuries la noticia fue tan bienvenida como en el mercado de renta variable, el rendimiento de los bonos del Tesoro Americano a dos años se desplomó 0,25 p.p. hasta tocar 4,33%, siendo esta su mayor caída desde octubre del 2008. También se diluyó la expectativa de un incremento de 75 pbs de la tasa Fed Funds en diciembre mientras que la terminal rate pasó de 5,08% en mayo próximo a 4,85% en el lapso de 10 días.

El colapso en el retorno de los Treasuries fue acompañado por una caída vertical del dólar, el dollar index spot de Bloomberg se hundió 2%. Si la Fed frena, podría enfriar la demanda de dólares, aunque el diferencial entre las tasas de política monetaria con el resto de las economías avanzadas seguiría siendo amplio debido a las distintas instancias de tightening en las que se encuentran, su diagnóstico respecto de la naturaleza del proceso inflacionario y las medidas que tomaron en consecuencia.

Mientras las monedas del G10 se apreciaban en Brasil el real se hundía, la luna de miel de Lula con el mercado fue de corta duración y tanto el real como el bovespa perdieron cerca de 4% en la jornada del jueves luego de que el presidente electo reafirmara su compromiso con priorizar el gasto social dejando en segundo plano la disciplina fiscal y postergando el nombramiento de su equipo económico.