Monitor Semanal #728

 RECALCULANDO🗺️😶‍🌫️🤑

La sequía, un fallido programa de recompra, los efectos en el mercado del dólar soja y la imposibilidad de alcanzar un acuerdo sobre el REPO complican poder alcanzar la meta de reservas internacionales para marzo próximo (¿y para el año?), lo cual estaría impulsando una renegociación del acuerdo entre el Gobierno y el FMI. El punto clave sería el cuándo y cuánto hay que acumular de reservas internacionales netas (y no los pagos al organismo).

El objetivo de máxima del Gobierno sería reducir la acumulación de reservas en torno a los USD5.000 millones. Este valor es superior al compromiso de acumulación del corriente año USD4.800 millones y levemente inferior a los pagos netos por USD4.500 millones que se le deben desembolsar al FMI por las amortizaciones e intereses.

Tengamos en cuenta que a fines de 2022 las reservas internacionales netas habían alcanzado los USD8.978 millones y la acumulación había alcanzado a USD5.443 millones (según la medición establecida en el acuerdo con el FMI) sobrepasando la meta anual. El problema es que desde ése momento y la actualidad perdió más de USD7.200 millones y las reservas internacionales netas se ubican en USD1.721 millones.

El retroceso de las reservas internacionales responde a distintos factores que afectaron a las reservas internacionales como los pagos al FMI (USD3.343 millones), los pagos a bonistas (USD1.021 millones), el programa de recompra de deuda (USD525 millones) y las ventas en el MULC (USD1.123 millones).  

A esta situación hay que agregarle el efecto del dólar soja. Mientras que en 2022 la liquidación de divisas del campo en el primer bimestre fue de USD4.932 millones, en el corriente año la liquidación fue de USD1.575 millones, exhibiendo una diferencia de USD3.357 millones.

Parte de la diferencia corresponde a las ventas adelantadas de diciembre (USD3.036 millones) y otra parte responde al atraso de las ventas de soja de la campaña pasada y la actual por la sequía y la expectativa de un nuevo dólar soja. Según los datos de Agricultura, a fines de febrero se habían comercializado el 81,7% de la campaña de soja 21/22, por debajo del 84,5% en promedio en tres años precedentes, y tan sólo el 11,1% del ciclo actual (vs. 19,8% de la campaña un año atrás). Estos valores, implican un retraso de las ventas de 2,5 millones de toneladas de soja (USD1.615 millones).

Esta situación es la que ha provocado que el desvío de la situación de las reservas internacionales netas respecto a la meta trimestral haya alcanzado un máximo respecto a ocasiones anteriores. En la actualidad faltarían USD5.837 millones para poder cumplir con lo acordado de acumular USD5.500 millones a marzo próximo.

Si bien se espera un desembolso de USD5.320 millones (USD2.640 millones neto) cuando se apruebe la revisión de las metas del cuarto trimestre del año pasado, para poder alcanzarlas habría sido necesaria la implementación de un nuevo dólar soja y haber conseguido el Repo con los bancos internacionales.

En lo financiero, el proceso de ajuste internacional por la expectativa de mayor suba de tasas de interés de Estados Unidos continúa, afectando a las economías emergentes y al crédito local. Los títulos hard dollar del país continuaron exhibiendo una marcha descendente y ya perdieron el rally que se había iniciado a la par del programa de recompra. Por su parte, el mercado de deuda local parece volver a interesarse por los títulos indexados a medida que se consolida la expectativa de aumento de la inflación en enero. Por otro lado, los bonos soberanos se encuentran por debajo de los precios previos a la recompra de bonos, habiendo perdido alrededor 5,1% desde el anuncio del plan. Parte de esta caída en los títulos soberanos internacionales se explica por la suba de tasas de la FED, lo que empuja hacia abajo el valor de los títulos emergentes  y entre ellos a los argentinos. Esto se puede ver también los activos de renta variable, los cuales a pesar de los fuertes subas vistas en diciembre y enero, acumulan caídas de alrededor de 12% desde su máximo de ese momento.

Internacional

En el cálculo relativo a las perspectivas del sector agrícola para 2023-24 intervienen numerosos factores que afectan tanto a los precios como a las cantidades. La Reserva Federal, por el momento, mantiene una agresiva ofensiva para combatir la inflación con incrementos de las tasas de interés, lo que puede influir en un cambio de cartera desde activos de mayor riesgo, como las materias primas, hacia otros más seguros, como los bonos del Tesoro, en un contexto donde impera la expectativa de una recesión global. A ello se suma la fortaleza del dólar, que se sostendría a lo largo del 2023 en tanto la Fed no de señales de un pivot en su política monetaria.

A su vez, los costos de los insumos relevantes para el sector, como son los fertilizantes, permanecen en niveles elevados y, si bien se alejan de los máximos alcanzados tras el estallido de la guerra en Ucrania permanecen cercanos a los máximos en términos históricos. La tensión continúa en la zona del Mar Negro, al tiempo que las condiciones climáticas adversas presentes en los últimos tres años en Sudamérica demoran los tiempos tradicionales de siembra, aunque Brasil estaría sorteando las adversidades y alcanzando cosechas récord tanto en maíz como en soja no ocurre lo mismo en nuestro país con proyecciones que semana tras semana se corrigen a la baja. En este contexto analizamos lo que ocurre en el mercado de las tres principales materias primas agrícolas.

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