SOBRE LA LEY ÓMNIBUS Y CUENTAS QUE NO CIERRAN
Casi como sabiéndose con la necesidad de aprovechar la “luna de miel” que le confiere los primeros meses de gestión a un presidente entrante, Javier Milei ha llamado al Congreso de la Nación a sesiones extraordinarias el pasado martes 26 de diciembre. La consigna pareciera clara, no hay tiempo que perder. Hasta el 31 de enero, se tendrá tiempo de tratar once proyectos enviados desde el poder ejecutivo en el marco de un plan de reforma del Estado y desregulación económica en el que, además, incluye el tratamiento del DNU 70/2023.
Reformas que incluyen desde cambios tributarios (derechos de exportación, ganancias, bienes personales, moratoria y blanqueo), cambios políticos (eliminación de las PASO, circuitos uninominales) a reformas administrativas y eliminación de numerosos institutos. Todo ello complementario a lo dispuesto en el DNU. Cómo dijimos en el memo de la semana pasada, habrá que ver el impacto político de la medida y la capacidad del Gobierno para llevar a cabo las negociaciones, que en caso de sufrir un revés, puede tener impacto en lo financiero.
Por lo pronto, lo financiero viene exhibiendo un resultado favorable, como consecuencia de la nueva normativa cambiaria y el salto cambiario. Desde el inicio del nuevo Gobierno, el BCRA exhibe 14 jornadas con saldo positivo en el MULC donde compró dólares por casi USD3.000 millones, revirtiendo la tendencia previa. En este período el ingreso promedio diario fue de USD202 millones, lo que ha permitido una incremento de las reservas internacionales netas de USD1.400 millones (hoy negativas en USD10.800 millones).
Ahora esta situación está sostenida por factores que son temporarios y no duraderos en el tiempo. Por un lado, hoy se están liquidando exportaciones que se retuvieron por la incertidumbre causada por el cambio de Gobierno y la expectativa de devaluación. Este monto alcanzaría a USD1.650 millones de las liquidaciones y permiten un alza de la oferta diaria de USD60 millones respecto a la tendencia previa. Por otro lado, la normativa post salto cambiario, barre con la demanda de divisas para el pago de importaciones. Según nuestras estimaciones ello implica en el primer mes de vigencia la posibilidad de ahorrar hasta USD3.000 millones de pagos por el mayor endeudamiento privado o el equivalente a USD136 millones diarios.
Ahora estos factores de mejoras son de corto plazo y se irían extinguiendo. Las liquidaciones de las exportaciones y de los pagos de importaciones normalizarán, dejando solamente el superávit comercial para poder incorporar al MULC.
El tema va a ser ¿cuál superávit de divisas? Porque si bien esperamos un superávit comercial de USD14.000 millones a lo largo del año, el esquema actual de liquidaciones de las exportaciones no deja el mismo saldo en el mercado cambiario. Ello se debe a que de los USD78.000 millones de ventas al exterior que esperamos, alrededor de USD15.600 millones serían destinados al CCL con la actual regla de liquidación de 80%en el MULC y 20% en el CCL. Y el saldo entre cobros de exportaciones y pago de importaciones sería algo menor al equivalente a las importaciones que se logran patear por el esquema de pagos (nueva deuda comercial de las empresas).
Si se sostiene el esquema, tras la normalización del pago de las importaciones y luego del período de liquidación de la cosecha, se detendría la acumulación de reservas y finalizaríamos el año con un nuevo retroceso de más de USD4.000 millones en las reservas. Es por ello que prevemos que dicho ratio en algún momento deberá ser corregido, porque si no provocará la necesidad de acotar aún más la demanda de bienes y servicios importados, agudizando la recesión.
INTERNACIONAL
A medida que 2023 llega a su recta final, deja tras de sí una serie de sobresaltos y acontecimientos económicos adversos que afectaron a la economía mundial. Producto de la corrección monetaria de los bancos centrales y la política fiscal menos expansiva la inflación comenzó a ceder y la actividad económica empezó a ralentizarse. En este contexto, numerosos interrogantes se abren sobre el panorama económico para 2024.
¿Cómo responderán la inflación y la actividad económica al pleno efecto del endurecimiento de la política monetaria? ¿Habrá soft landing? En consecuencia, ¿mantendrán los bancos centrales sus tasas de interés más altas durante más tiempo o cumplirán con las expectativas del mercado y empezarán a pegar la vuelta más temprano que tarde? ¿Cómo afectará la incertidumbre política que imprimen las elecciones en países que representan el 60% del PIB mundial? ¿Afectará la tan necesaria consolidación fiscal? ¿Tendrá el aumento de las tensiones geopolíticas grandes efectos económicos? ¿Tendrán los fenómenos climáticos como el niño efectos considerables en las economías de Sudamérica?