Media “combi” y acuerdo con el FMI 🚐💵💰
Mientras el Gobierno consiguió la aprobación general en Diputados de la ley ómnibus talada, el FMI realizó el 31/1 el desembolso por USD4.700 millones (en rigor sólo entraron algo más de USD2.500 millones, el resto se utilizó para cancelar los vencimientos) tras la aprobación de la séptima revisión del acuerdo.
Respecto a la Ley ómnibus se mantiene la delegación de las facultades legislativas (aunque por un año extendida a dos), la privatización de las empresas públicas (algunas con venta parcial como Banco Nación, ARSAT y NASA y otras directamente excluidas como las acciones en manos del estado de YPF) y la política de hidrocarburos. Se encuentran en discusión la emergencia tarifaria y energética, la capacidad para tomar deuda externa sin aprobación del Congreso y la coparticipación del impuesto PAIS. Quedaron fuera del proyecto el paquete fiscal, la actualización jubilatoria, la reforma del sistema electoral y la desaparición del FGS. Habrá que ver cómo sigue.
Volviendo al Staff Report del FMI, el escenario macroeconómico incluye una caída de 2,8% en 2024 (5,2% de retroceso si se excluye el agro), lo que implica una oferta similar a la de 2021. Se prevé un fuerte deterioro en el primer semestre del año y luego una recomposición tenue que se acelera en 2025 que en promedio crecería 5%. La inflación haría el camino inverso. Sólo así se lograría que el año finalice con una suba entre puntas de 149% pero con un aumento promedio de 253%.
El escenario incluido es más optimista que el nuestro “sale bien” donde la inflación arranca en 21% en enero y termina en 5% a fin de año, pero con un acumulado más cercano a 200% y una caída del PIB de 3,1%. En cualquier caso, la pregunta del millón es cómo se logra romper la inercia inflacionaria, en un contexto donde con excepción de los gremios más golpeados como construcción y estatales, y los sectores informales la indexación a la inflación parecería la norma.
El documento del FMI incluye una reversión del signo negativo de la cuenta corriente desde un déficit de 3,5% del PIB a un superávit cercano a 1 p.p. del PIB (USD5,5 mil millones, con una balanza comercial de USD20 mil millones).
El acuerdo fija nuevas metas y cambios en la forma de medirlas en relación a lo fiscal y lo externo. Desde lo fiscal, se fija un superávit primario del sector público en 2% del PIB mientras que lleva a $0 el financiamiento del BCRA (incluyendo utilidades, letras intransferibles, puts y deuda en el mercado secundario, además de los adelantos transitorios), aunque con un margen: la cancelación de deuda con el BCRA se netea (queda un excedente hoy, tomando en cuenta la recompra de deuda neta de la emisión de la letra intransferible). Además se otorga la posibilidad de elevar la deuda flotante hasta 0,8% del PIB (hoy 0,2% del PIB).
La mejora fiscal se origina en una consolidación fiscal de 5% del PIB, de la cual el 80% no tienen que pasar por el Congreso (y está sustentado en licuación de jubilaciones, planes sociales y salarios y en menores transferencias a provincias, empresas estatales y menor gasto de capital). Las metas indican un excedente acumulado de 0,1% del PIB en el primer trimestre, 0,3% en el segundo trimestre y de 0,4% para fines de septiembre próximo.
Con relación al sector externo, existe un compromiso de acumulación de las reservas internacionales netas (RIN) de USD7.000 millones desde el nivel del 10 de diciembre de 2024 (USD-11.200 millones). En el año las RIN seguirían siendo negativas aunque más cercanas a 0. Para el primer trimestre, el objetivo de acumulación es del USD6.000 millones, con lo que tras la compra que viene acumulando en la actualidad (y neto de los egresos del FMI en el trimestre) sólo faltarían cerca de USD1.700 millones.
Finalmente, se establecen nuevas reglas estructurales que afectan al sector externo, como la decisión de dar de baja el dólar Blend antes de junio y el impuesto PAIS a fin de año (algo difícil si se coparticipa). También se da de baja la meta de dólar futuro.
Internacional
Este miércoles, la Reserva Federal mantuvo por cuarta vez consecutiva las tasas de interés en su nivel más alto en 23 años. Por otra parte, el Comité Federal de Mercado Abierto del banco central señaló que no tiene ningún apuro en reducir las tasas, indicando en su comunicado que “no espera que sea apropiado reducir el rango objetivo hasta que haya adquirido una mayor confianza en que la inflación se está moviendo de manera sostenible hacia el 2%”. Hecho que no considera que vaya a cumplirse a tiempo de la reunión de marzo, contrario a las expectativas del mercado.
También reiteró su intención de seguir reduciendo su hoja de balance en hasta USD95.000 millones al mes. Sin embargo, el presidente de la Fed mencionó que el comité tiene previsto iniciar conversaciones en profundidad sobre su balance en la reunión de marzo. En el comunicado se eliminó una referencia explícita a posibles alzas futuras de las tasas. La lectura fue de un banco central hawkish que no bajaría las tasas en marzo, más aún luego de que el jobs report indicara que la economía siguió sumando puestos de trabajo a buen ritmo durante el primer mes del año. En una reacción inmediata, Wall Street vio la peor venta de acciones en un Fed day desde marzo del año pasado, cuando la crisis bancaria regional estaba en primera plana. Baja que se moderó con el correr de una semana colmada de quarterly earnings.