Toro domado
En un contexto global que está golpeado por la política de Trump y tras el pago de los cupones, la valorización de los activos argentinos sufrió una fuerte caída al no tener drivers que la sostengan. Los bonos retrocedieron 8%, las acciones cayeron casi 25% medidas en dólares financieros y la brecha trepó hasta el 15%. Los flujos brillan por su ausencia.
No obstante, este contexto de los activos financieros se da en un marco donde el BCRA sigue comprando divisas (aunque las reservas brutas caen y la intervención sigue siendo elevada, tras el uso de USD948 millones en enero) y la actividad sigue en ascenso.
En la semana el BCRA acumuló compras de divisas por USD70 millones, tras una venta de USD350 millones en el último día del mes (impulsada principalmente por las entidades financieras que recompusieron su posición general de cambios, ¿dolarizándose?). Más allá de eso, se observa que desde mediados de febrero se aceleró la liquidación del campo y el BCRA finalizó el mes con compras por USD1.948 millones (las ventas del último día se computan en marzo), con una liquidación del agro que habría superado los USD2.200 millones.
Recordemos que este mes el Gobierno empezó a impulsar una mayor liquidación de divisas del campo tras la rebaja de los derechos de exportación. Luego de las trabas iniciales, la liquidación del campo se aceleró hasta los USD111 millones diarios en febrero, muy por encima de los USD79 millones del año pasado. Desde el inicio del programa los productores vendieron 2,0 millones de toneladas de productos agropecuarios (8,5% por encima de las semanas previas) mientras que las ventas declaradas al exterior por los exportadores superaron los 7,6 millones de toneladas por un monto de USD2.535 millones, de acuerdo a la Bolsa de Comercio de Rosario.
Se estima que el nuevo programa, haciendo un ejercicio y tomando la liquidación anticipada en febrero en relación a las exportaciones, las liquidaciones de divisas agropecuarias podrían alcanzar a USD16.000 millones en el primer semestre, algo más de USD2.600 millones por encima de lo esperado. Un nuevo puente que complementa los USD2.950 millones que todavía quedan en efectivo del blanqueo. Todo es útil, mientras que todavía no se cierra el acuerdo con el FMI (y el resto de los organismos internacionales). Tengamos en cuenta, que si bien se cuenta con gran parte del pago de julio ya en los depósitos, aún faltan cerca de USD9.000 millones de financiamiento en dólares para lo que resta del año.
En lo que hace a los pesos, en los últimos días hubo un aumento en la liquidez del sistema financiero que redundó en una baja de la tasa de plazo fijos mayoristas que anuló el spread contra la tasa de política monetaria. Aquí, intervino el Tesoro con la licitación de deuda en pesos de la semana donde contrajo $1,7 billones mediante financiamiento neto. Esto se logró con una compresión de los plazos de la nueva deuda y una tasa promedio más elevada que en las licitaciones previas.
A pesar de la golpiza financiera, que marca el leading indicator, la economía real sigue exhibiendo signos de fortaleza. En diciembre la actividad creció 0,5% en la medición desestacionalizada contra noviembre y 5,5% en la variación interanual, según INDEC. La economía retorna así al nivel de agosto de 2023, mes previo al inicio de la última fase recesiva que encontró piso en abril de 2024, a la vez que pasamos a ubicarnos solamente 2% por debajo de máximos (noviembre 2017/junio 2022).
De esta manera, el 2024 cierra con una retracción acumulada del 1,8%, por debajo de la presupuestada por el gobierno, del 3,0%, y arroja un arrastre estadístico para 2025 del 3,2%. En cuanto al mes de enero, la economía real inicia 2025 sosteniendo el buen andar y crece 1,2% mensual desestacionalizado y 5,4% interanual según nuestro estimador de actividad (EsAE-EG).
Dado el piso más elevado que arroja el año pasado a la estadística y nuestro adelanto de enero, corregimos al alza nuestro escenario base para 2025 hasta el 5,5%, compatible con una expansión trimestral del 1,3%.
Internacional
El entusiasmo de los mercados por la asunción de Trump en Estados Unidos frente a la retórica de recortes impositivos, desregulación y dominancia global, que llevaron a los principales activos a experimentar fuertes subas en los últimos meses, parece haberse disuelto luego del primer mes de gestión, impulsado por el temor a una desaceleración económica y un resurgimiento de la inflación, en un clima de creciente incertidumbre frente a la política comercial.
Sin embargo, frente a la última ronda de anuncios de nuevos aranceles, y de los potenciales efectos sobre la economía estadounidense, los mercados apenas reaccionaron considerando la magnitud de los anuncios. La volatilidad de las divisas en los mercados emergentes se encuentra en mínimos desde las elecciones, mientras que la volatilidad de las que conforman al G10 cayó incluso por debajo. Por otro lado, el S&P 500 se mantiene cerca de su máximo histórico, el índice de volatilidad VIX ha bajado desde su máximo posterior a las elecciones y el índice MOVE, que mide la volatilidad en el mercado de bonos, también tendió a la baja tras los comicios.