- Cortísimo, Corto y Mediano Plazo:
- ¿Se modera el crecimiento en el III trimestre?
- La dinámica de julio y agosto
- ¿La inflación?
- Política Monetaria: entre el corto y el mediano plazo
- Sobran dólares en 2010 y 2011…
- ¿Rebalanceo de los desbalances globales?
En un escenario de sobrante estructural de dólares como el actual, con la incertidumbre más asociada a la política que a la economía, tiene sentido para el análisis económico la separación entre el cortísimo plazo (2010), el corto (2011) y el mediano plazo (2012). Como venimos sosteniendo, no hay hoy una estrategia de desarrollo como país que, aprovechando la dinámica de crecimiento mundial que nos beneficia, apunte a estabilizar la demanda de pesos y a recrear las condiciones de crédito a largo plazo; condiciones necesarias que permitirían a la Argentina vivir con tasas de rentabilidad empresarial más normales. En su lugar, estamos viendo una situación donde se apunta a maximizar el crecimiento de corto plazo vía una política fiscal y de ingresos fuertemente expansiva que utiliza el tipo de cambio y las tarifas como anclas contra la inflación y una política monetaria que, al igual que en los últimos años, convalida -aunque no acelera- esta dinámica.
Sin embargo, cuando nos enfocamos en el cortísimo plazo, esta trayectoria muestra un paréntesis. Coyunturalmente entre mayo y agosto, la política fiscal fue contractiva, con un gasto que sigue creciendo 30%, pero con un aumento en la recaudación mayor, explicado por factores extraordinarios (ganancias y normalización del sector externo), pero mayor al fin. Ergo, el ahorro fiscal aumentó. Desde el lado monetario, y a pesar de la transferencia de utilidades del BCRA, el sector público fue claramente contractivo; $8.700 millones vía Letras y Notas del BCRA y $800 millones vía pases que retrajeron la base monetaria. Esta situación ayudó a contrarrestar la mitad de los pesos originados en la compra de dólares del BCRA, una vez que arrancó con fuerza la cosecha y se frenó la salida de capitales. Cabe recordar que fue la salida de capitales el principal mecanismo de esterilización de la economía argentina desde la segunda mitad de 2007. Evidentemente como estrategia de política antiinflacionaria este esquema no es el mejor, pero en los hechos fue el que permitió al BCRA mantener una política de tipo de cambio nominal alto, e incluso aumentarlo, como mecanismo para generar más utilidades para fondear al Tesoro, y al mismo tiempo manejar los agregados monetarios en línea con lo programado.
Es decir, la dominancia fiscal adicional a la implícita en la política cambiaria (necesaria para poder cobrar retenciones) en estos meses no se dio. Esto no significa que no pueda darse en adelante, particularmente a medida que nos acerquemos a las elecciones y el financiamiento del BCRA al Tesoro o a las empresas vía créditos fondeados con redescuentos se inyecte concretamente a la economía. En ese momento habrá que ver si, irónicamente, la cuenta capital “vuelve a ayudar” a la tarea del BCRA. Por el momento todas las utilidades transferidas volvieron al BCRA vía distintos mecanismos y se espera que ocurra algo parecido con las que restan transferir en 2010 (al menos hasta noviembre). De hecho, en nuestro Programa Financiero para este año sobran más de US$6.000 millones que se transfieren para financiar la brecha 2011, de la cual todavía van a faltar US$5.000 millones por cubrir y que, en ausencia de crédito y/o canjes requerirá financiamiento adicional al vigente hoy vía reservas. Este uso de las reservas para pagar deuda, en conjunto con una economía cuyos niveles de consumo público y privado achican el superávit de las cuentas externas, requerirá en algún momento (¿2012?) cambios en la política económica para estabilizar la demanda de pesos. En el ínterin, las tasas negativas, se compensan con expectativas de devaluación acotadas y la inflación se estabiliza en niveles elevados: 21-22% en 2010, 24-25% en 2011.
Entretanto, el ritmo de la rueda a la que gira la economía se redujo transitoriamente en el tercer trimestre de la mano del impacto de la inflación sobre jubilaciones y planes sociales; una ronda de paritarias muy alta pero en cuotas y una moderación del crédito para consumo. Desde el lado de la oferta, los altos precios de la energía y ciertas restricciones de abastecimiento pusieron un freno a la actividad de los meses de invierno. Para adelante, todos estos factores vuelven a recibir un fuerte envión; con la política preocupando más que la economía, y ningún incentivo a maximizar el largo plazo, la demanda volverá a arrancar. Nuestra proyección sigue en 8% para 2010 y 5% para 2011 (consistente con un arrastre estadístico de 1% y un crecimiento trimestral promedio de 1,1%). Mayor o menor confianza podría acelerar o moderar este proceso vía la cuenta capital.