Las economías desarrolladas siguen recuperándose a paso muy lento como contrapartida de una crisis financiera gatillada por el sobre endeudamiento público y privado.
Recuperación que dista de ser homogénea en un contexto donde los márgenes de maniobra de la política y la disponibilidad del financiamiento del mercado tienen matices.
En Estados Unidos, el sesgo ultra expansivo de la política monetaria en un mundo que busca cobertura en el dólar frente a eventos de riesgo sistémico, ha amortiguado el proceso de desendeudamiento en consistencia con un ritmo de crecimiento promedio de 2% en los últimos dos años y un PBI ubicado 2,6% por arriba de los niveles pre-crisis.
En Europa, el panorama es distinto. Por un lado, Alemania, que maneja el grifo de la política monetaria y se ha beneficiado parcialmente de la devaluación del Euro y el ingreso de capitales por la crisis en la periferia europea, ha mantenido un ritmo de crecimiento promedio de 1,8%. Sin embargo, en los últimos trimestres, la debilidad del resto de Europa se filtró a una economía alemana que destina el 40% de sus exportaciones a la Zona Euro, en sintonía con un crecimiento que se desaceleró a 0,8%.
Luego se encuentran las economías que intentan reducir los niveles de deudas vía el ajuste de precios y salarios, frente a un mercado que si bien todavía no le cerró definitivamente el acceso a los capitales, convalida niveles de tasas de interés insostenibles. En este grupo se encuentran Italia y España, aún en zona de recesión, y con un PBI ubicado un 6% por debajo de los niveles pre-crisis.
En el tercer grupo de las economías europeas están aquéllas que perdieron definitivamente el acceso a los mercados y tuvieron que someterse a un drástico ajuste de las cuentas públicas en pos de acceder al financiamiento de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI). Mientras el PBI de Grecia se hundió un 20% por debajo de los niveles pre-crisis, el PBI de Irlanda permanece un 10% por debajo de esos niveles.
Por último, la economía japonesa, si bien en una primera fase mantuvo un ritmo de recuperación relativamente rápido (+4,6% promedio anual) como contrapartida de la fuerte caída que experimentó luego de la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008, luego de 2011, el crecimiento volvió a estancarse. Evidentemente, el fortalecimiento del yen japonés a partir de la búsqueda de activos de calidad de los inversores y el sesgo estructural de una economía que ahorra en exceso, volvió a pesar en los niveles de actividad, en un contexto donde el PBI se encuentra en torno a un 3% por debajo de los niveles pre-crisis.
En adelante, un acuerdo entre republicanos y demócratas en EE.UU. para evitar un escenario de ajuste fiscal en torno al 3,6% del PBI en 2013 y la solicitud de rescate preventivo del gobierno español a las autoridades europeas para activar la inyección de liquidez del Banco Central Europeo, serían los factores decisivos para despejar parte de la incertidumbre que hoy impulsa la corrección de los mercados.
Los tiempos económicos son apretados y el ruido político interfiere en el medio. Veremos cómo sigue.
*Economista de Estudio Bein & Asociados.