El voluntarismo detrás del paquete de estímulo anunciado por el presidente Barack Obama el jueves pasado, no generó ninguna euforia, más bien todo lo contrario. Y es que si bien la lógica de añadir a la economía de USA el equivalente a 3% del PIB (US$440.000 millones) para impulsar el empleo y el ingreso disponible de los americanos va en línea con las necesidades de una economía que transita el proceso de desapalancamiento, lo que se discute es la viabilidad política del mismo. No parece sencillo que el proyecto sea aprobado por un Congreso norteamericano que apenas un mes atrás condicionó el aumento en los niveles de deuda a que se lleve a cabo un ajuste fiscal. Ajuste fiscal que cabe recordar no alcanzó para evitar la baja en la calificación de la deuda soberana por parte de Standard & Poors a principios de agosto. Esto aún cuando la estrategia de Obama de concentrar las medidas de estímulo en recortes impositivos aumenta el costo político para los Republicanos de desechar el paquete.
Y mientras la política de EE.UU. se toma su tiempo para debatir en el Congreso el plan de Obama, la dinámica del mercado vuelve a convalidar un cierre de semana con nuevo desplome gatillado por la descoordinación política de Europa frente a rumores de default en Grecia. Rumores que encuentran sustento en la inviabilidad del ajuste fiscal en una economía estancada y con alto desempleo. Sobre todo cuando los motores de Europa pisaron el freno (Alemania pasó de crecer del 5,5% anual hacia el 0,5% en el segundo trimestre) y la descoordinación política hizo eco en la sede del Banco Central Europeo a través de la renuncia por “motivos personales” del economista jefe, Jurgen Stark. Detrás de escena, la causa de la renuncia de Stark estaría vinculada directamente con su reticencia (ideológica) frente al programa de compra de deuda soberana del Banco Central Europeo. Herramienta que intenta poner un piso al precio de estos activos y un techo a sus rendimientos, mientras los congresos de la euro-zona discuten la aprobación de las medidas que flexibilizan el Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera (FEEF). Frente al contexto de desaceleración en Alemania y aumento de la tensión financiera, la pausa del escenario de suba de la tasa de interés de referencia del Banco Central Europea, bajó de un saque al Euro, que desde cotizar 1,45 dólares por euro hace apenas diez días, el viernes cerró en 1,37.
Al final de cuentas, toda la responsabilidad para minimizar el riesgo de double dip y estabilizar la dinámica bearish (bajista) de los mercados recaerá una vez más sobre la política monetaria de EE.UU. bajo el mando de la Reserva Federal. Evidentemente, con el manual de procedimiento post caída de Lehman Brothers, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, inyectará la liquidez necesaria para evitar un escenario con disrupción financiera global. Sin embargo, con los canales de transmisión agotados para reactivar la demanda agregada, no es mucho lo que la Reserva Federal pueda hacer para acelerar sostenidamente el ritmo de la recuperación y bajar el desempleo.
*Directora y Economista de Estudio Bein & Asociados.
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