Miguel Bein expuso sobre el Panorama Económico de la Argentina
La Argentina tiene la suerte de estar encajada en el rompecabezas del lado de la complementación con los que crecen al 8%.
El doctor Miguel Bein inició su exposición señalando que desde que comenzó la crisis mundial la venta de casas en los Estados Unidos bajó a 500 mil viviendas, cuando lo normal era de 1,2 millones por año. Lo mismo ha pasado con los automóviles, que pasaron de 16,5 millones de unidades por año a 11 millones. “La actividad inmobiliaria va a tener que crecer al 30% anual, para que dentro de tres años EE.UU. vuelva a ubicarse en el punto de partida antes de la crisis. En el caso de los automóviles, el crecimiento debería ser del 13% anual. Pero el tema del empleo es una situación más delicada. En una economía que perdió 7 millones de puestos de trabajo, habría que crear empleo al 1% anual para sortear este escollo. La economía norteamericana necesitaría crear 300 mil puestos de trabajo promedio por mes”, dijo.
El problema es que la economía del país del Norte, en estos tres años, va a tener que remar contra la corriente, porque la crisis que la generó es de crédito. Precisó el expositor que hubo una burbuja crediticia, de precios inmobiliarios y de apalancamiento en la familia. Y agregó: “La recuperación evidentemente está y es un trabajo de tres a cuatro años. Por este motivo es que la Reserva Federal avisa permanentemente que las tasas de interés van a permanecer bajas por un largo período y esto no es un tema menor para economías como la de Argentina”.
También dijo que “mientras todos estábamos recuperándonos, los inversores comenzaron a fijarse en el resultado de la expansión fiscal, pues esto generó 10 puntos de déficit en varios países europeos. Grecia con 14% de déficit fiscal contra Producto Bruto; Irlanda y España con 11%; Portugal, 9%. Europa. Liderada por Alemania y Francia, armaron un paraguas y sacaron del peligro de ‘default’ a Grecia, que tiene los peores fundamentos”.
“Increíblemente -acotó Bein-, la Argentina, que no posee paraguas financiero, tiene los mejores fundamentos debido a una política económica más privilegiada. Por distintos motivos hoy no accedemos a los mercados y no puede emitir deuda a tasas competitivas en el mercado internacional de capitales”.
Ahondando en su análisis, el economista consideró que el euro no se cae. “La solución para todos es un euro débil, tal vez algo más bajo, pero no de corto plazo. Una construcción de 60 años como la Unión Europea no se va a caer porque un país no pueda pagar su deuda”, explicó.
Dos velocidades de crecimiento
El doctor Miguel Bein informó que las últimas proyecciones del FMI dan un crecimiento mundial del 4,2%; sin embargo, alegó que la economía mundial crece a dos velocidades distintas. Señaló que “un 40% a 45% de la población mundial, ubicada en Asia emergente, está creciendo entre 8% y 10% y donde China lo hace al 10% y la India al 8,8%. Es muy fácil crecer al 10% cuando se tiene un PBI per cápita de 1000 dólares. China tiene 30 años de crecer como un huracán y recién está en 3000 dólares por habitante y por año en el producto, y duplicando el consumo de pollo por habitante. Cuando se ve el cambio de la dieta y la transformación de la proteína vegetal en proteína animal, se puede explicar toda esta demanda mundial sobre determinadas materias primas alimenticias. Esto no es flor del día ni es un invento de los fondos especulativos. Tampoco quiere decir que los precios vayan a volver a 600 dólares”. Afirmó el doctor Bein: “Sí estoy seguro de que no vamos a volver más a los 120/140 dólares de los años 2000/2001, cuando este tipo de set de precios relativos hizo volar la Convertibilidad por el aire. Esos escenarios ya no están más”.
Por otro lado, especificó que los países crecen a otras tasas. Europa, después de esta crisis, estará estancada este año en entre el 0,5% y el 0,8%. EE.UU, lo hace con una tasa mayor a Europa.
Situación privilegiada
Consideró el expositor que en un mundo que crece a distinta velocidad, la Argentina tiene la suerte de estar encajada en el rompecabezas del lado de la complementación con los que crecen al 8% y del lado de la competencia con los que crecen entre el 1% y el 3%. “Esta situación que vive la Argentina en los últimos 8 años es algo que pasa por primera vez desde 1930. Más allá de las discusiones diarias, la Argentina desde 1930 hasta el 2001 era un país que no podía vender lo que producía. En 1932 tuvo que ir a Londres para reclamar se le respete la cuota de exportación de carne que Gran Bretaña asignaba a las Colonias. En otras palabras, fue a Londres a exigir el trato de Colonia, para mantener la cuota que tenían Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Fue el Pacto Roca-Ruciman”. El doctor Bein dijo que recordó esto cuando hace dos meses el presidente de Rusia se le quejó a la Presidente de la Nación por el incumplimiento de la Argentina con los embarques de carne.
“Mirar la historia nos produce fuertes sensaciones. Cuando no podíamos vender al mundo por el proteccionismo, la Argentina se quejaba pero no estaba en sus manos modificar la situación. Hoy la situación es al revés: la Argentina tiene el desafío de organizar para producir lo que puede vender en el exterior. Es un cambio extraordinario”.
Creador de empleo
Al referirse al cambio estructural que se produjo en la Argentina desde 1982 a la actualidad, el economista aseveró que hasta 1995 en el país se producía 1,2 toneladas promedio por habitante y sin tendencia. Actualmente estamos prácticamente en el doble: 2,2 toneladas. “Este año, la relación será de 2,35 toneladas por persona, con el agregado de que todas las toneladas que se incorporaron son fuertemente dólares. La anterior era simplemente agricultura para el comercio interno. Las 19 millones de hectáreas que se le incorporaron a la agricultura últimamente son 95% dólares por exportaciones”.
Sostuvo Bein que cuando la Argentina no tenía dinamismo agrícola y ganadero, porque no podía colocar la producción en el mundo, al arrancar un ciclo de crecimiento a los 3 ó 4 años se quedaba sin dólares. Enfatizó diciendo que “arrancaban la industria, los sueldos, aumentaban las jubilaciones y aumentaban las importaciones de materias primas para la industria poco integrada. Con el aumento del consumo se frenaban las exportaciones, entonces pasábamos rápidamente al déficit externo, los argentinos sacábamos todas las reservas al Banco Central y terminábamos en crisis. El BCRA abortaba el crecimiento, devaluaba y se quedaba sin reservas. Con la devaluación se desplomaban las importaciones y todo el proceso de suba de salarios de cinco años se ajustaba en cinco minutos. Esto cambió, porque el dinamismo del sector agropecuario es el gran creador de empleo de la Argentina”.
Enseguida consignó que cuando algún ignorante dice que una hectárea de soja no crea empleo, no sabe de lo que está hablando: “La hectárea de soja permite el empleo automotriz. Sin eso nunca podría tener la Argentina un mercado de 700 mil autos. Todo el sistema automotriz argentino (autopartes y ensamblado) tiene un déficit comercial de 8.000 millones de dólares. Esto sólo se sostiene si existe alguien que ponga ese monto desde otro costado. Por eso es una tontería hacer comparaciones del empleo que crea la agricultura con el empleo que crea la industria. La industria solo es posible porque están los dólares. La Argentina, por el único motivo que en el siglo pasado caía constantemente era por la falta de dólares”.
Reconoció que la Argentina podría tener un nivel de gastos superior de lo que exporta, pero ésta es la primera vez en décadas en que el país puede llegar al pleno empleo y todavía conseguir superávit en las cuentas externas. “Sobran dólares estructurales en la Argentina y esta es una novedad”, observó, para destacar que “la diferencia de la fuga de capital que tiene la economía argentina hoy con la que tenía a la salida de los años ’90, es que los dólares que se fugan se producen antes. En 2001 los dólares que se fugaban no se habían producido. Hoy, los dólares son fabricados por la producción”.
Cambio en el sustrato productivo
“Hay gente que no entiende lo que está pasando en el sustrato productivo de la economía argentina. La lechería, que está estancada en 10.500 millones de litros por año, ahora exporta el equivalente al 20% de la producción, cuando hace dos años sólo llegaba al 10%. La cuota de vinos argentinos es el 70% de la cuenta de exportaciones de carne. Esta es una situación estructural y es ahí donde hay que comenzar a ver el movimiento de la economía. La Argentina se ha convertido en un país dinámico, donde la frontera agropecuaria no se terminó y sigue habiendo oportunidades por doquier. Por primera vez en mucho tiempo, enganchó la complementación de su economía con la porción del mundo que crece y por ello se ha transformado en una maravillosa oportunidad que no debe ser desaprovechada”, argumentó el doctor Bein.
Agregó además que “las malas prácticas no están pudiendo voltear lo que es una economía fuerte”, sentenció, a la vez que adujo que la base de esa fortaleza está en que el año pasado llovió. “Cuando dije que la mejor noticia económica de 2009 era la lluvia se enojó Débora Giorgi, porque la ministra cree que la producción crece por los planes y promociones que da su Ministerio. Cuando no había llovido, el conflicto agropecuario llevó al Monumento de los Españoles a 250 mil personas, y cuando vino la lluvia se transformó en una asamblea de 1200 personas en el Teatro Broadway de la calle Corrientes. Nadie le pide permiso a nadie para sembrar trigo si tiene los perfiles de humedad”.
Según las proyecciones de su consultora, el doctor Bein señala que la economía argentina crecerá al 6,5% y podría ser algo más. El primer trimestre da un crecimiento interanual del 2,4%. La proyección muestra para el segundo trimestre 8,6%; para el tercer trimestre 6,5% y para el cuarto, sin impacto agrícola, el 4,8%.
“El cuarto trimestre podría tener una sorpresa adicional: si eventualmente se llegara a confirmar en la realidad una cosecha de trigo de 12-13 millones de toneladas, podría producir un fuerte impacto en las cuentas públicas”, sostuvo.
Manifestó también que el año pasado, con la crisis mundial y la sequía, el superávit exterior fue de 16.888 millones de dólares y toda la caída de la agricultura se compensó fuertemente con una caída de igual magnitud de las importaciones. “La Argentina -dijo el disertante- está en una situación tal que cuando a la economía le va mal, autoestabiliza las cuentas internas, vía la caída en la demanda de importaciones de muchos sectores”.
Afirmó también que “el país está bastante bien equilibrado respecto de lo que fue su principal problema durante 80 años”.
El principal problema
A esta altura de la exposición, el doctor Bein se preguntó cuál es el principal problema que enfrenta la economía argentina: “Cuando a un país le gusta financiarse en los mercados puede tener algo de déficit fiscal, y cuando no le gustan los mercados de crédito lo que debe poseer es caja, es decir, superávit fiscal. Cuando no le gustan los mercados y se tiene déficit fiscal, el país se pone financieramente en situación de tensión. Esto es lo que hemos visto desde que empezó el conflicto por las retenciones”.
El expositor definió al gobierno de heterodoxo, que no quiere hacer ajustes ni tampoco recurrir a los mercados de crédito frente al déficit fiscal, debido al crecimiento del gasto público por encima del crecimiento de la recaudación. De allí que recurriera, primero, a las retenciones; luego a las AFJP y a los fondos de la ANSES.
Al hablar del uso de las reservas del BCRA, Bein confesó haber sido el único economista que dio la cara en la televisión señalando que usar 4000 a 5000 millones de dólares de las reservas, para pagar deuda, era un mal menor, pues en ocho meses se podían reponer.
Afirmó que el programa financiero del presente año cierra y sobran entre 5000 y 6000 millones de dólares. Agregó que “también sabemos que para el próximo año el gobierno necesitará usar 4000 a 5000 millones de dólares de las reservas del Banco Central, para pagar deuda externa. Suponemos también que el año que viene la oposición se dará cuenta de que no debe pegarse un tiro en el pie, porque si van a ser gobierno en 2012, necesitarán usar reservas hasta normalizar con el Club de Paris y emitir deuda”.
Inflación y tipo de cambio
Haciendo un parangón con el fútbol, el doctor Bein consideró que la Argentina tiene una pelota encadenada: los precios están atados a los salarios. “El gobierno no va a dejar que lo corran por izquierda a un año y meses de las elecciones”, argumentó el economista, y aseguró que el próximo año las paritarias se van a cerrar algún escalón más arriba que las del presente año.
“Lo que sí vamos a ver es que la inflación del 21% del 2010, el próximo año subirá tres a cuatro puntos más, porque la carrera sigue y porque además el gasto público va a crecer el 31%, casi igual que la recaudación”, dijo.
Sostuvo que en 2011 la Argentina tendrá déficit fiscal y será financiado, una parte en los mercados y otra en el sistema financiero local.
El dólar estará bastante controlado, porque nadie que entra a una etapa electoral con 35 puntos de intención de votos va a mover fuerte el dólar:
“Nuestra consultora ve un dólar en la zona de 4,12 a 4,15, para fin de año, y de 4,45 para antes del cambio de gobierno. Después de eso no sabemos que va a pasar. Depende de quien gane y que haga”.
Manifestó Bein que el problema que tiene la Argentina es que el tipo de cambio se está derritiendo por la velocidad de la inflación: “Tenemos una proyección donde las reservas no se mueven. Es una situación macroeconómica bastante estable, con un aceleramiento en la inflación y con el dólar todavía alto en términos de cambio real. Cualquiera al que le toque gobernar la Argentina deberá enfrentar opciones muy claras. Si tiene un cambio de orientación en cuanto a la relación con el mundo, puede abrir el crédito internacional enseguida”.
Afirmó además que “el que llegue al gobierno se encontrará con una tarifa de colectivo que vale menos que una vuelta de calesita; con tarifas de gas que cubren el 40% de los costos, con una inflación acelerándose y sin colchón para el dólar. Entonces, si no abre el crédito internacional inmediatamente, tiene que mover el tipo de cambio y hacer un ajuste de tarifas. Por eso, el truco del que gane es evitar un problema político y abrir inmediatamente el crédito internacional. Este le permitirá financiar el exceso de gasto público hasta que, de a poco, lo vaya acomodando. Si no se abre el crédito se tiene que devaluar 20% a 25%, para licuar salarios de todo el mundo”. Concluyó señalando que “a la Argentina le irá bien si se va a un esquema intermedio, donde se trabaje con márgenes pequeños y un tipo de cambio atrasado, pero con proyectos que tienen 50% a 60% de financiamiento de largo plazo a tasas subsidiadas”.
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