- Surfeando la escasez de divisas:
- Actividad: Julio mejor que el II trimestre
- Precios: por ahora la brecha impacta poco
- ¿Desendeudamiento con déficit fiscal?
- Estimando la oferta de dólares
- Ejercicio de sensibilidad al precio de la soja y del petróleo
- Subsidios: minimizando el costo político
- El Mundo:
- Los esfuerzos para estabilizar un barco que no navega
En medio del conflicto permanente, y frente a proyecciones de muchos economistas anunciando el estancamiento crónico de la economía, aparecieron los primeros datos de julio anticipando una mejora de la actividad luego de la caída de los tres meses previos. Parte de la mejora obedece a cuestiones exógenas asociadas al impacto sobre el sector automotriz de la recuperación de la demanda en Brasil, parte al menor impacto estadístico de la caída de la cosecha y parte a la recuperación del turismo que contrasta con el freno que generó la erupción del Volcán Puyehue un año atrás. Aunque una porción no menor obedece a un aumento de la demanda local originado en estrategias defensivas de ahorristas y empresas buscando gastar sus pesos “desdolarizados”, en un contexto donde la brecha entre el dólar oficial y el marginal vuelve a ubicarse en torno al 35% -luego del overshooting de mediados de mes- y la tasa de interés que remunera el ahorro mayorista retorna al 15%.
Es que el aumento en la cantidad de pesos de la economía, resultante de la compra del excedente externo regulado, pero cada vez más del financiamiento a un fisco nacional que perdió el superávit y no abrió el crédito, genera una situación en la cual el BCRA empieza a contar sistemáticamente con iguales reservas pero más pesos en la economía, y con una tendencia que se va a acentuar a lo largo del año ya que en diciembre confluyen las mayores necesidades de pesos con los mayores pagos de deuda en dólares. Cuán sostenible es esta estrategia dependerá de la capacidad de la Argentina no sólo para generar pesos –por cierto un desafío sencillo- sino también para generar divisas en un contexto donde, sin acceso al mercado cambiario para atesorar dólares y/o girar dividendos, los incentivos a ingresar dólares adicionales al país a través del Mercado Único y Libre de Cambios son muy bajos.
Por el lado del sector externo, de cara a 2013 se espera un aumento en la oferta de dólares de entre US$8.000 y US$10.000 millones, producto del impacto sobre la cosecha de la “lluvia después de la sequía” y de un set de precios muy elevado; aunque no tanto como los actuales, dado que Argentina es formadora internacional de precios en soja y maíz. Esta mayor oferta de dólares deberá convivir con una mayor demanda indirecta por importaciones y/o pago de servicios (entre otros turismo) derivada de las estrategias defensivas mencionadas antes, pero también de una economía que, normalización mediante, demandará más combustibles para crecer, algo que la estatización de YPF y la reglamentación de la ley de hidrocarburos sólo podrán atenuar en el margen. Y a diferencia de 2012 ya no hay margen para utilizar un mes de stocks de insumos importados de las compañías vía la “política administrada” de comercio a partir de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación, que en los hechos demoraron un mes en promedio los despachos a plaza. Por el lado fiscal, conviven en 2013 bajos vencimientos de la deuda en dólares (US$4.600 millones, considerando que el crecimiento de 2012 no gatilla el pago del cupón del PIB en 2013) con costos crecientes asociados al cobro del impuesto inflacionario. Pero al mismo tiempo, en un año electoral, no son esperables cambios significativos, más allá de la baja de subsidios que eventualmente se lleve a cabo con la política actual de trasladar el costo a las provincias, y/o de un escalón más abajo en el aumento nominal de jubilaciones y pensiones.Si la mejora en los factores exógenos se sostiene y el clima permite el salto en la cosecha a los niveles proyectados inicialmente para 2012 (113 millones de toneladas vs. las 90 millones efectivas), es esperable un 2013 mucho mejor que el 1,5/2% proyectado para el año actual. Una normalización del sector automotriz y el salto mencionado en la cosecha aportarían 1,5/2 p.p. al PIB y el año terminaría creciendo cerca del 5%. Con una oferta de dólares mayor hay chances de que una devaluación algo más rápida del dólar oficial ($4,9/5 a fin de año y $5,8/6 a fin de 2013), y un avance en el esquema de desarme de subsidios, no necesariamente deriven en una aceleración de la tasa de inflación. Al igual que en el año actual, 2013 requerirá de la presión para bajar o mantener la nominalidad de la puja distributiva que tiene lugar en el marco de las paritarias.