- …US$10.000 millones al exterior en un semestre:
- El debate económico en medio de la campaña
- Las tensiones del corto plazo
- Los límites del “modelo”
- La composición de la tasa de inversión
- El impacto inflacionario de la eliminación potencial de los subsidios
Mientras se mantiene la elevada volatilidad en los mercados globales asociada al final del QE2 y a la disputa ruidosa sobre quien paga los costos del ajuste requerido para reducir el nivel de deuda del sector privado y luego público en el mundo desarrollado, en Argentina el gobierno continúa impulsando la demanda doméstica de cara a las elecciones de octubre, agregando dosis significativas a la inconsistencia temporal implícita en la trayectoria nominal de la economía.
Si bien la situación global, extiende en el tiempo el escenario de tasas bajas y dólar débil, también es cierto que el riesgo de que los ajustes no sean del todo ordenados existe. La crisis en la periferia de Europa, que arrancó con Grecia y más tarde afectó a Irlanda y Portugal, incluye un año después nuevos objetivos. Los inversores perciben la no sustentabilidad de la deuda y exigen mayores rendimientos que retroalimentan la tendencia fogoneada además por la mayor demanda de cobertura antidefault (CDS). En el mientras tanto se anunció una nueva capitalización del Fondo para la Estabilización Financiera Europea (FEFE), mientras el Banco Central Europeo (BCE), Alemania y Francia y ahora las calificadoras de riesgo, pujan por asociar a los bancos a los costos del ajuste vía una extensión “voluntaria” de los plazos al vencimiento de los bonos, y los países afectados siguen anunciando nuevas bajas del gasto y aumento en los impuestos (incluyendo privatizaciones) para cumplir con los condicionamientos de los paquetes de rescate. Y es que la alternativa al agónico ajuste nominal, es un ajuste caótico con default y devaluación que si bien permitiría aumentar en el vamos la competitividad precio (vía un desplome de los salarios y del gasto público en términos reales), llevaría en el inicio a una ruptura de contratos y a un colapso del nivel de actividad, con un contagio sistémico de envergadura. Y después de la experiencia de Lehman Brothers, este contagio es lo que se quiere evitar, mientras se van limpiando los balances de los bancos vía compras de deuda por parte del BCE o refinanciación por parte de laFEFE. Mientras tanto las chances de ganar competitividad para estas economías vía ajuste nominal están lejos en el caso de que no prospere una caída brusca en la tasa de interés, para lo cual se requeriría un mega paquete sin condicionalidades, la contratara del riesgo moral, o la exacerbación del “riesgo amoral”. Disneylandia, frente a lo que se está planteando hoy. En resumen, las alternativas para estas economías que deben pagar el exceso de crédito de la década pasada no son alentadoras.
Mientras tanto, en Argentina arrancó la recta final de la carrera electoral. Finalizado el cierre de listas, sigue la sucesión de elecciones que se iniciaron con la Ciudad de Buenos Aires y Santa Fe y continúan con Córdoba -desfavorables al gobierno incluso en 2007-, y las elecciones primarias, que también podrían funcionar como boomerang para coordinar una oposición dividida. Pese a esto, no hay grandes cambios en el escenario de corto plazo, dado que más allá del enojo de la CABA, el escenario macroeconómico sigue favoreciendo una victoria a nivel nacional arrastrada por la Provincia de Buenos Aires.
Frente a este escenario político, la salida de capitales se sostiene en niveles elevados (US$2.400 millones en junio y acumularía en seis meses más de US$10.000 millones, casi igual que en todo 2010) frente a países vecinos que luchan para evitar una mayor apreciación de sus monedas. Aunque la intervención de la ANSES en el mercado cambiario contribuyó a achicar la brecha cambiaria al 3% frente al 9% que llegó a alcanzar mes y medio atrás. Los depósitos se sostienen en los bancos, aunque los plazos fijos dejaron de crecer. Las financiaciones siguen a buen ritmo achicando la liquidez del sistema financiero y presionando al alza la tasa de interés que remunera el ahorro, algo que la tasa Badlar empezó tímidamente a reflejar. Nada que pueda empañar la fiesta de consumo con que se pretende llegar a las elecciones, acompañada por el gasto público. Mientras tanto, la cuenta corriente del Balance de Pagos está llegando al equilibrio y la alternativa del crédito pareciera darse de bruces con la “profundización del modelo”, aún en un mundo de tasa cero.
De hecho, si bien manejamos dos escenarios para 2012, en realidad tenemos uno sólo en el arranque que implica un ataque simultáneo a los tres frentes: fiscal, monetario y de política de ingresos que apunte a moderar la nominalidad de la economía, y no vemos chances para que este intento arranque con una devaluación brusca. Ahora bien, si el acuerdo social no funciona, no hay vocación para reducir los subsidios, se intenta evitar alguna adecuación de la tasa de interés en un escenario donde el dólar se desliza un poco más rápido y la expansión monetaria se sostiene a este ritmo (uso de reservas mediante) el escenario podría derivar al segundo asociado a un deslizamiento más rápido del tipo de cambio, aunque recién se daría en la segunda mitad del año.
En este contexto, mantenemos casi sin cambios los escenarios planteados en nuestro informe anterior a los que denominamos I. Con crédito e inversión: tipo de cambio $4,78 a diciembre de 2012, salarios al 18%, inflación en 17%, Tasa Badlar al 16% y crecimiento del PIB al 4,5%; y II. Con devaluación, a la que ubicábamos recién después de la salida de la cosecha, pérdida de reservas mediante consistente con tipo de cambio $5,70 a diciembre de 2012, salarios al 28%, inflación al 30%, tasa Badlar al 20% y estancamiento del PIB. Los réditos del primer sendero son evidentemente mayores que los que surgen del segundo, aunque su concreción depende de una firme voluntad política para avanzar hacia una trayectoria sin sobresaltos y con un crecimiento más armónico.