Soluciones a mitad de camino

A tan sólo ocho meses de la última reestructuración y de un multimillonario paquete de ayuda que abortó los escenarios que incluían un default y la consecuente salida de la eurozona, Grecia volvió a necesitar una nueva refinanciación de sus pasivos.

En marzo de 2012, el país aplicó una quita nominal de 100.000 millones de euros a sus acreedores privados (53,5% del total), al tiempo que extendió plazos, redujo tasas de interés, logró un período de gracia de dos años para cumplir las metas de ajuste fiscal comprometidas con la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI) y acordó un nuevo tramo de asistencia financiera por 130.000 millones de euros, que se sumó al que había recibido en mayo de 2010 por un monto de 110.000 millones. A pesar de estos acuerdos, y más allá del desplome inicial (de 37% a 18% para el bono a 10 años), las tasas implícitas en los títulos continuaron en niveles insostenibles (por encima de 16%), alejando cualquier posibilidad de que Grecia pueda financiarse por sí sola en los mercados de capitales.

La inconsistencia del ajuste nominal en una economía que se apresta a terminar el quinto año consecutivo de contracción en el PIB (con un desplome de 20% acumulado), llevó a que a pesar de todas las etapas de reestructuración de deuda y los recortes fiscales, el ratio deuda a PIB se ubique en 171%, con proyecciones que apuntan a 182% para 2013.

Ante esta situación, y frente a la insuficiencia de los acuerdos alcanzados hasta el momento para reducir el peso de la deuda pública, los ministros de finanzas de la zona euro y el FMI coordinaron esta semana un nuevo paquete, que incluye una rebaja de 100 puntos básicos en la tasa del primer tramo de asistencia oficial otorgada (mayo 2010), un estiramiento de 15 años en los plazos del segundo tramo (marzo 2012), un programa de recompra voluntaria de bonos en manos de tenedores privados, a un precio de 35 centavos por dólar (que hoy cotizan en torno a 20/30 centavos) y la transferencia del Banco Central Europeo al gobierno griego de utilidades devengadas a partir de la tenencia de títulos de la república helénica (por 11.000 millones de euros).

El acuerdo se alcanzó tras tres semanas de deliberaciones, donde volvieron a quedar en evidencia las profundas divisiones en el seno de la zona euro, con Alemania y Holanda que, enfocadas en la política interna, siguen oponiéndose a cualquier esquema que incluya una reducción en el stock de deuda griego.

¿Será suficiente este nuevo programa? Con una economía deprimida y débiles perspectivas (el FMI proyecta una contracción del PIB de 4% en 2013 y un estancamiento en 2014), todo parece indicar que no, y que, más temprano que tarde, la troika y los acreedores privados deberán aceptar un nuevo recorte en el stock de deuda. Restará ver si finalmente se dejarán de lado los condicionamientos de la política electoral y los lentos mecanismos de decisión para actuar decididamente y sin soluciones parciales, que sólo patean los problemas hacia delante incrementando en el camino los costos para todos los actores involucrados, incluidos los contribuyentes alemanes.

*Economista de Estudio Bein & Asociados.