En medio de una economía con altísimo desempleo, un mercado inmobiliario que todavía no sale del abismo, un panorama fiscal complicado que enciende un acalorado debate entre republicanos y demócratas en torno al modo de ajuste de las cuentas públicas y precios de la energía en niveles incómodos para el bolsillo norteamericano, el anuncio de la muerte de Osama Bin Laden seguramente sumará, en el muy corto plazo, algunos puntos a la popularidad del presidente norteamericano Barack Obama. Cabe recordar que Obama vio una caída de su popularidad al 41% desde el 69% que tenía al asumir la presidencia allá por enero de 2009. Sin embargo, y más allá del evento de la muerte de Bin Laden con consecuencias aún no escritas, los consumidores norteamericanos y los mercados volverán a poner el foco en la dinámica de la recuperación del empleo y de la actividad. Y en este campo, lo cierto es que los últimos indicadores muestran un freno no menor en el ritmo de la recuperación de USA.Luego del dato flojo del PBI del IT-11, que arrojó un aumento de apenas 1,8% contra el 3,1% del trimestre anterior, los índices de la industria y los servicios exhibieron en abril una desaceleración sensible en el ritmo de expansión. Por el lado del mercado laboral, en las últimas semanas se observó un fuerte aumento de las solicitudes por desempleo, que de promediar 390.000 entre febrero y las primeras semanas de abril, pasó a 475.000 en las últimas dos semanas. Si bien la creación de empleo mejoró notablemente, promediando 250.000 por mes entre febrero y abril contra un aumento mensual promedio de 75.000 en el año 2010, todavía falta mucho. Sólo hay que tener en cuenta que suponiendo la velocidad de generación de empleo del mes anterior, aún restarían casi dos años y medio para alcanzar el nivel de empleo pre estallido de la burbuja inmobiliaria (diciembre 2007). Y faltarían tres años si se quiere retrotraer la tasa de desempleo desde el 9% actual al 5% vigente antes del período pre-crisis (dado que hay que absorber el crecimiento de la población). Por último, empieza a preocupar las seis millones de personas que siguen desempleadas por un período igual o mayor a seis meses.En un contexto de caída del 11% del índice de la confianza del consumidor, el consecuente aumento de la tensión en los mercados financieros por la incertidumbre en torno a la fuerza de la recuperación de USA derivó en un movimiento de los flujos de capitales desde activos riesgos (materias primas y acciones) hacia el refugio histórico del dólar y los bonos del Tesoro de USA. Así, mientras el barril de petróleo volvió de un saque de US$112 el barril a US$98, la divisa norteamericana se fortaleció desde 1,49 dólares por euro a 1,43. Inclusive el oro sufrió una fuerte corrección al pasar de US$1.550 la onza a US$1.486. La pregunta entonces es: ¿cómo seguirá la trayectoria de la actividad económica y el empleo después de junio cuando se corte el grifo de la liquidez que inyecta al mercado la Reserva Federal (Fed) de USA vía el programa QE2, en un escenario de ajuste fiscal y con un presidente de la Fed, Ben Bernanke, que por ahora descarta el diseño de la tercera versión del programa de inyección de liquidez? Sólo hay que recordar que este programa supo asistir hasta el momento cual una bici con rueditas el crecimiento de USA vía el efecto riqueza positivo inducido por la suba de los precios de las acciones y las materias primas. *Directora y Economista de Estudio Bein & Asociados. |