La promesa de intervención con condiciones del Banco Central Europeo y la inyección de liquidez de largo plazo permitió acotar el riesgo asociado a un escenario de disrupción financiera con salida desordenada del Euro. En este contexto, las tasas de interés de los bonos soberanos de la periferia europea se mantienen bien por debajo de los picos de stress de fines de 2011 y 2012 y los depósitos privados empezaron a volver en el margen en los bancos de la periferia.
Sin embargo, la estabilización financiera todavía no se filtró en una recuperación de los niveles de la actividad. Evidentemente, la contrapartida de las economías de la periferia que siguen ajustando precios y salarios frente a la inviabilidad de la herramienta cambiaria para corregir los desbalances de competitividad es un nivel de actividad que se ubica en promedio 5% por debajo de los niveles de 2008 en el caso de España e Italia y 25% en el caso de Grecia. Bajo este panorama, la recomposición de las exportaciones viene compensando sólo en parte la caída de los niveles de actividad asociada al proceso de desendeudamiento de los agentes económicos (familias, empresas y gobierno) en un contexto donde paradójicamente el fortalecimiento del Euro inducido por una política monetaria que sigue priorizando la estabilidad de precios frente a la suba del desempleo no es consistente. Es verdad que tras la promesa de intervención ilimitada del Banco Central Europeo en los mercados secundarios de deuda soberana, la incertidumbre asociada al salvataje de Chipre -que finalmente evitó un escenario de disrupción financiera- sólo se trasladó en una corrección acotada de los mercados. De todas maneras, habrá que seguir de cerca si el nuevo formato de salvataje que transfiere parte del costo de la capitalización bancaria desde los contribuyentes alemanes a los acreedores de los bancos de Chipre (accionistas, depósitos mayores a 100.000 Euros y tenedores de deuda senior) no se filtrará en un aumento de los costos de fondeo y en una reactivación de la salida de depósitos de los bancos de la periferia europea. Al final de cuentas, hasta tanto la Zona Euro no evolucione hacia una integración bancaria que permita la recapitalización directa de los bancos vía la liquidez de los Fondos de Rescate y al mismo tiempo limite el proceso de austeridad fiscal y de las familias hoy vigente, la estructura de una unión monetaria que mantiene niveles de competitividad muy divergentes seguirá pesando sobre la actividad y el empleo. *Directora y Economista de Estudio Bein & Asociados. |