El esquema de incentivos planteado en nuestro informe anterior tropezó. La preocupación del Gobierno por los riesgos de la RUFO fue minimizada por las otras dos partes (el juez y los buitres) y se llegó a la fecha límite sin conseguir el stay que hubiera permitido liberar los pagos trabados en el BoNY desde fines de junio a los bonistas con jurisdicción Nueva York, Europea y Japonesa. Más allá de las discusiones semánticas respecto al default, el incumplimiento del contrato generado por “fallas en el cobro” generó en lo inmediato una baja en las calificaciones de deuda y el gatillo de los seguros de default (CDS) (...)